viernes, abril 20, 2007

Sobre dejarse amedrentar


Es un temor común en la Venezuela de hoy el de ser amedrentado por expresar opiniones libres. Amigos censuran canciones, columnistas moderan sus letras, noticieros ofrecen información "justa y balanceada". La autocensura se vuelve herramienta útil ante la censura de facto que implica la amenaza de violencia y el ostracismo político-social. De parte de quien escribe, ahora más que nunca se ha de reiterar el llamado a ser libres, inexorablemente libres, con entereza para superar las dificultades y las trabas de la intimidación, en cualquiera de sus formas y de cualquiera de sus fuentes....

En 1992, nos negamos a ser amedrentados ante el sangriento golpe de Estado de quienes hoy gobiernan al país, aun cuando célebres "demócratas" justificaban lo sucedido...

En 1998, mientras el país buscaba "orden" y algo supuestamente "nuevo", no nos dejamos engañar por el caudillismo militar, y mucho menos amedrentar por sus defensores, aunque nos costase políticamente...

En 1999, no nos dejamos amedrentar por ser de una ínfima minoría en la Constituyente...al extremo de perseguir el voto por el NO a la hora de votar la nueva Constitución...

En 2000, enfrentamos con vehemencia a quienes nos satanizaban por promover una alternativa distinta al militarismo. Desafiamos la fábula del "militar bueno vs. militar malo", e intentamos hacer ver que las dos alternativas dominantes eran caimanes del mismo charco... Hoy uno es embajador del otro, aunque suene antipático eso de "yo te lo dije"...

En los años subsiguientes, nos mantuvimos firmes frente a la ola de calamidades que, de lado y lado, nos tiraron sin piedad... unos, por ir en contra de una supuesta revolución; otros, por advertir y adversar los disparates del paro petrolero, la abstención electoral y los golpes de estado...

En fin, hemos sido consecuentes. Hemos tragado polvo y aguantado improperios y amenazas a más no poder. Si no claudicamos entonces, no lo haremos ahora.

Lo nuestro no son los tanques, ni las bombas, ni las granadas, ni las ametralladoras...Tampoco son las molotov, los golpes y las conspiraciones. Lo nuestro es el verbo, la palabra, el argumento, la tinta, la comunidad, el trabajo de hormigas... Y con esas herramientas - incomprendidas e incomprensibles para algunos - seguiremos en pie de lucha hacia la reivindicación de los valores máximos en los cuales creemos: la democracia, la libertad, la lucha por de los de abajo, el rescate de la política, el progreso de la patria. Y así seguiremos, duélale a quien le duela, así intenten amedrentar.

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