lunes, junio 16, 2008

Dos GN y un policía (o la solución miserable a un problema trágico)

Hugo Chávez piensa y gobierna como un militar. No en vano su partido no tiene comités, sino "patrullas"; sus iniciativas electorales no constan de voluntarios, sino de "batallones", y su concepción de la Reserva Nacional no es otra que la del pueblo en armas, preparado para esa fantasía justificadora de todo desmadre llamada la guerra asimétrica ante la invasión del imperio.

Adicionalmente, el Presidente se ha hecho cierta fama de avestruz: cuando se presenta un problema grave, desaparece o lo ignora. Así ha reaccionado ante muchos de los problemas que diariamente agobian al país. Quizás esto se deba a otro rasgo que aparenta ser característico de Chávez: su desprecio por la política cotidiana, por los asuntos del día a día. Lo de él es desarmar o armar a las Farc, dependiendo del día, no solucionar el problema del desempleo. Lo de él es conformar un bloque regional para contrarrestar las pretensiones expansionistas de la hegemonía imperialista, no combatir la reaparición de enfermedades absurdas erradicadas cuarenta años atrás. Lo de él es el gran escenario, la gran pantalla, la cumbre y la fanfarria, no el problema del desabastecimiento ni el de la vivienda.

Lo curioso de los problemas es que por mucho que se ignoren no desaparecen. Todo lo contrario, la inseguridad, el desempleo, el caos hospitalario, la corrupción, y la ineficiencia crecen cada día más. Como los problemas no son huérfanos, sino que tienen dolientes, el pueblo venezolano, acostumbrado ya a más de cuarenta años de luchas reivindicativas en democracia, sale a las calles a reclamar sus derechos. Y sale a las calles no porque sea agitador, sino porque las instancias representativas del gobierno, como la Asamblea Nacional, no están al servicio de la gente, sino al servicio del Ejecutivo, y porque las instancias de éste último, como los distintos ministerios, pretenden ser impermeables a los reclamos populares. Si protesta un taxista, es porque es golpista. Si protestan los estudiantes, es porque son guarimberos. Es la lógica de quien ni sabe ni quiere gobernar para el colectivo, es la lógica del gobierno de una camarilla y del pueblo en servicio al gobierno y no al revés. Tal es la lógica del gobierno militarista.

Para nadie es un secreto que la inseguridad es uno de los principales -cuando no el principal- problema que enfrentan los venezolanos. Si antes existían "zonas rojas", ahora todo el país es una gran aplanada escarlata, y no precisamente por su afiliación política. Asesinatos, robos, sicariatos, enfrentamientos entre bandas, ajusticiamientos parapoliciales y secuestros están a la orden del día. No hay cosa más democrática en la Venezuela de la V República que la inseguridad: afecta a todos por igual: al rico y al pobre, al blanco y al negro, al chavista radical y al opositor más recalcitrante.

Uno de los sectores más golpeados a diario por el cáncer que representa la inseguridad y la violencia en Venezuela es el sector Transporte. Día tras día, hombres y mujeres de todo el país inician sus jornadas tras el volante sin saber a ciencia cierta si regresarán o no por la noche a sus casas. Cada pasajero es un potencial agresor, cada parada puede ser la última. En el medio del caos que son nuestros centros urbanos, esta gente honesta tiene que lidiar no sólo con las interminables colas, con los semáforos dañados y con el despelote automotor y peatonal, sino también con el peligro constante de un revolver o de una navaja. En vez de preocuparse por llevar el pan a su casa, se tienen que preocupar también por no poder llevarlo más si se sacan el número de esa terrible lotería en la que se ha convertido la muerte violenta en el país.

Esta crisis ha llevado a los transportistas a un estado total de indignación. A gritos han venido pidiendo la solución a un problema que cobra las vidas de sus compañeros en lo que parecen trágicos capítulos repetidos de una novela mórbida. Una y otra vez los mensajes escritos con pintura para zapatos en las unidades: "Estarás con nosotros x100pre", "nunca te olvidaremos", "justicia", "descansa en paz mi pana". Una y otra vez la indiferencia y la indolencia de un gobierno miserable que responde, como si la cosa no fuera con ellos, a los transportistas que no se dejen influenciar por los guarimberos. Una y otra vez el cinismo de un Ministro que proclama la desaparición virtual de la delincuencia y achaca las muertes a suicidios y accidentes. Una y otra vez la respuesta furiosa de los transportistas, cuyas únicas armas son la tranca de vías, los paros, las "horas cero" y la protesta organizada.

Llega un punto en que algunos problemas se hacen tan notorios y tan insoportables que hasta un gobierno de avestruces se ve obligado a reconocerlos. Así ocurrió con el problema de cómo afecta la inseguridad a los transportistas este domingo. En el bochornoso circo y oda a la improvisación que se hace llamar Aló Presidente, Hugo Chávez reconoció el problema y ofreció algunas soluciones. Además de escupirle en la cara a los choferes tirándoles plata y pretendiendo comprar su dolor y su reclamo, y además de entonar la veintiúnica canción que culpa -en este año DIEZ de "revolución"- a la IV República por todos los males existentes, el Presidente lanzó esta perla como solución mágica a la tragedia: "Si tenemos que meter dos guardias y un policía en un autobús, vamos a hacerlo".

"Si tenemos que meter a dos guardias y a un policía en un autobús, vamos a hacerlo". Hugo Chávez piensa y gobierna como un militar. La repetición de estas dos últimas frases no es fortuita. El Presidente pretende abordar este problema como quien quiere quitarse un estorbo de encima, como para que los transportistas "se queden quietos" y dejen la bulla. Es gobernar por operativos, es la improvisación de quien no está interesado en la raíz del problema ni en su abordaje real.

La policía y la Guardia de niñeras, ¡¿esa es la gran solución de Chávez?! ¡¿Ha llegado Venezuela al absurdo extremo de tener que contar con hombres armados en las unidades de transporte público?! ¿Qué le sigue? ¿Policías en las aulas? ¿Guardias en las Iglesias? Tan sólo Caracas, por nombrar la ciudad capital, cuenta con la PM, Policaracas, Polibaruta, Polichacao, Polisucre, la Policía de El Hatillo, el CICPC, la DISIP, y el CORE 5 de la Guardia Nacional. ¡¿Este señor pretende decirnos que lo que pasa es que el venezolano necesita un custodio al lado con una pistolota para que se comporte?! Un razonamiento así no puede venir sino de quien tiene la bota militar bien incrustada en la cabeza.

Venezuela necesita más y mejores policías, eso es cierto, y necesita que esos policías lleguen a donde están los delincuentes, y no que estén montando alcabalitas matraqueras en las avenidas principales intimidando a los ciudadanos. Pero la solución a este problema tan gigantesco no va a venir en la forma de un Mrs. Doubtfire camuflado. Se necesita estimular la inversión y la seguridad jurídica para crear empleos, se necesitan más y mejores escuelas para los niños y jóvenes, se necesitan más y mejores parques y sitios de esparcimiento para promover actividades productivas en los tiempos de ocio, se requiere de un sistema de justicia penal que no sirva de botadero de escombros humanos, sino que se ocupe de hacer justicia mandando a los delincuentes a los recintos penitenciarios y sacando de allí a quienes son inocentes. Se necesita eso y más. Quienes abogan por soluciones "fáciles", ignoran que no pueden existir soluciones fáciles para un problema que no es para nada fácil ni sencillo.

El Gobierno de Chávez siente desprecio por la gente, no es un gobierno popular aunque goce de respaldo. El chavismo ha convertido al gobierno en un fin en sí mismo, y no en un medio para la solución de los problemas. Cree que la gente es bruta, inútil y constantemente necesitada del tutelaje de la bota. Creen a los ciudadanos incapaces y torpes, y por eso hasta sus iniciativas más "descentralizadas" como los Consejos Comunales dependen en última instancia del poder Ejecutivo. Creen al pueblo salvaje e irremediable, y que sin el control estatal se matarían a plomo limpio. Sólo una concepción de esta naturaleza puede dar lugar a una solución tan absurda como es la de "meter dos guardias y un policía en un autobús".

La respuesta del Presidente Chávez a la tragedia que enluta diaramente a las familias del sector Transporte es canalla y miserable, y deja ver las costuras de un gobierno que hace rato se divorció del reclamo popular y de las reivindicaciones de la gente. El país reclama más. Se hacen necesarias medidas efectivas que ayuden a prevenir la delincuencia desde sus raíces, así como también medidas de peso que pongan coto a un malandraje que se siente guapo y apoyado por un gobierno que les hace concesiones demagógicas y que los abriga bajo el manto de la impunidad. Venezuela no aceptará las migajas de la improvisación.

sábado, junio 07, 2008

¡Caracas ya no está sola!






El día de ayer fue oficializada, en un Colegio de Ingenieros totalmente repleto, la precandidatura unitaria de Claudio Fermín a la Alcaldía del Municipio Libertador de Caracas... ¡Caracas ya no está sola!...