martes, septiembre 11, 2007

"Federer amo y señor".... Y por cierto, murió una joven de veintisiete años y su hija de dos en un motín violento en La Planta

El Universal de ayer, 10 de Septiembre, muestra una enorme gráfica en primera página. Se trata del tenista suizo Roger Federer haciendo de las suyas al arrasar en el US Open. Abajo, en un cuadrito pequeño se lee otra historia muy distinta, infinitamente más trágica: "Madre e hija mueren en motín ocurrido en penal de La Planta". Por si eso de "Madre e hija" no fuese lo suficientemente trágico, cabe destacar que la madre es -era- una chama que no llegaba a los treinta años (veintisiete para ser exactos). La hija, por su parte, vio su vida frustrada a los dos añitos.

El suceso ocurrió en La Planta, bajo custodia de la Guardia Nacional. El suceso ocurrió en una cárcel del Estado venezolano. El suceso fue perpetrado por -y sus víctimas fueron- personas que estaban al exclusivo cuidado de las autoridades. Lo he escrito tres veces, de tres formas distintas, porque pareciera que este hecho no termina de calar.

¿Nos acostumbramos ya a que nuestras cárceles sean campos de exterminio o versiones criollas de "selección natural"? ¿Nuestra sociedad es tan mezquina y repugnante que no nos duelen los presos porque, después de todo, "ellos lo merecen" o "no tienen remedio"? Y cuando no son los presos las víctimas de la violencia, sino sus familiares -como esta madre e hija fallecidas- ¿cómo nos lavamos las manos? ¿Cómo miramos hacia otro lado? Será poniendo el cuadrito chiquitico, bien debajo de la foto del gran astro suizo y su raqueta poderosa.

Obviamente la culpa del suceso no la tiene el periódico por poner a Federer más grande que la tragedia de La Planta. Los diarios tienen disposiciones de espacio propias de sus dinámicas y de las dinámicas del mercado. Pero algo indica tan marginal trato de este horrible crimen. ¿Será porque no fueron familiares de un preso político? ¿Será porque no vivían en el Este de Caracas ni estudiaban en alguna institución privada? Sería detestable llegar a esa conclusión....

El Estado venezolano dejó morir en sus narices a dos personas. Esto pasa todos los días. "Dos muertos en El Valle", "Decapitado en La Vega", "Motín en La Planta". Para nosotros se ha tornado normal. Pero "normal" nunca debe ser excusa para el conformismo, para la indiferencia, para la indolencia. ¿Qué pasa que no exigimos la seguridad de todos los venezolanos? El caso de las cárceles es especialmente dramático, porque los reclusos están veinticuatro horas del día bajo supervisión militar. Si el gobierno no puede ni quiere cuidar de quienes están en su exclusivo cuidado, ¡qué queda para el resto de los ciudadanos!

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