Mañana, 23 de Noviembre, los venezolanos acudiremos a votar en ocasión de los comicios regionales. El escenario actual se muestra muy distinto al de años anteriores. Quienes ayer nos denunciaban por votar y nos descartaban tildándonos de "colaboracionistas" -a pesar de ser ellos quienes entregaban el país en bandeja de plata al autoritarismo- hoy son flamantes candidatos e invitan a que nadie se quede en casa y salgan a votar (por ellos, of course). Políticos, partidos, locutores, actores, celebridades de todo tipo y personalidades de todos los ámbitos de la vida pública nos alientan a ejercer lo que el trilladísimo cliché ha venido a denominar el "derecho y deber" del voto. En fin, existe un ambiente que favorece la participación en el proceso electoral y atrás han quedado las fracasadas tesis del abstencionismo, si bien no sus voceros, que han cambiado de camisa sin responder en lo más mínimo por su responsabilidad en los desastrosos traspiés de los sectores democráticos a raíz de su malsana conducción. ¿Rectificación o descaro? la línea es muy delgada y es harina de otro costal... ya habrá oportunidad para ese análisis.
El hecho notorio hoy es el voto.
Lo que está en juego
Lo que está en juego no es cualquier cosa y ese es un mensaje que ha calado en la gente. La larga campaña ha estado impregnada de elementos que le han dado a estas elecciones un carácter "nacional": centralismo vs. descentralización; chavismo vs. oposición; reafirmar el resultado del 2D vs. abrir las puertas de la reelección indefinida para Chávez.... Elementos de peso, sin duda, que jugarán un papel decisivo a la hora de elegir por cuál opción votar.
Sin embargo, no se debe dejar de lado lo que en verdad está en el corazón de estas elecciones: nos toca escoger a nuestras autoridades más cercanas, a los que deben velar por la solución a nuestros problemas cotidianos, del día a día. Los huecos en las calles, el hampa, la inseguridad, la falta de servicios públicos, el ordenamiento urbano, la salud, el saneamiento de la ciudad. Esos son los issues centrales de este proceso. Sin duda, temas no tan "noticiosos" como aquellos que genera la "nacionalización" de la campaña y la polarización política que pretende aprovecharse de la misma para engordar sus respectivas opciones. Aun así, debemos tener claro que los problemas cotidianos y las soluciones de gerencia efectiva que se brinden a ellos son, en dos platos, lo que se se juega en esta consulta que, a ciencia cierta, no se trata de una elección, sino de más de 300 elecciones en todo el país, cada región con sus particularísimos problemas y necesidades muy distintos a los de las demás.
Tu voto es TUYO
La dinámica de la campaña electoral y los ingredientes de la misma (polarización política, nacionalización de la campaña, etc.) despojaron al voto de su condición de herramienta personal. Los llamados de ambos bandos polarizados a la "unidad" dejaron muchas veces en segundo plano los temas fundamentales y el criterio personalísimo con el cual las personas normalmente evalúan, escogen, premian y castigan mediante el voto. Atrás quedó aquello de elegir a los mejores, poco importa lo de brindar soluciones. Lo que se ha impuesto es una idea de un voto-en-bloque, de un "ellos" contra "nosotros", de un voto impersonal que pertenece, no al votante, sino a su respectivo "bando".
Todo esto ha multiplicado la aparición de "chuletas", "llaves", "kinos", y demás recursos para que el ciudadano "se cuadre" bien. En las calles, toldos y mesas dicen enseñar cómo votar, cuando en realidad instruyen por quién hacerlo. Los amigos se consultan y preguntan "¿por quién es que hay que votar?"... en fin, se siente una idea clara de que el voto no es de quien lo ejerce, sino que sirve a un propósito más abstracto, y en todo caso ajeno.
Desde estas líneas, la invitación es a no caer en la trampa y a pensar bien el voto.
El voto es y será siempre una decisión muy personal. Es una herramienta individual que acarrea responsabilidades palpables. Esas responsabilidades que trae votar no acaban el 23 de Noviembre, allí apenas comienzan. El 24 de Noviembre los venezolanos despertaremos y tendremos que vivir con las decisiones que tomemos. Nuestros alcaldes y gobernadores serán producto de nuestras decisiones. Por cuatro años nos gobernarán algunos de quienes tendremos frente a nosotros en los tarjetones. No caigamos en chantajes de que "hay que votar" por tal o cual opción. Inconcebible en una verdadera democracia resulta aquello de "tener que" votar por alguien, o de votar por alguien siguiendo instrucciones ciegas independientemente de las ofertas y los méritos (o falta de) de los candidatos.
Se nos ha pretendido ordenar -cual soldados o empleados- desde ambos bandos polarizados por quiénes tenemos que votar. Esto es, en democracia, inaceptable. Votemos por los mejores, por los más preparados para enfrentar los gravísimos problemas de nuestras comunidades. Votemos por quien más nos guste o por la persona cuyo mensaje nos llegue más; por quien tenga los mejores planteamientos para brindar las soluciones que tanto requieren nuestras ciudades y estados. Votemos por las razones que cada quien tenga, pero convencidos de estar tomando la decisión correcta. No hagamos el triste espectáculo de excusarnos luego detrás de un "a mí no me gustaba ese candidato, pero como había que votar por él..." . No hay que votar por nadie. Nuestro voto es sagrado, y según nuestra vapuleada Constitución, en su Artículo 63, es también un derecho que debe ser ejercido de manera libre (sin imposiciones), directa (sin que nadie tome la decisión por ti), y secreta (sin caer en chantajes).
Así, aunque algunos pretendan convertirnos en los peones de sus proyectos personales y de sus ambiciones grupales, recuerda que tu voto es tuyo. La decisión es tuya. Y, del mismo modo, la responsabilidad mañana, el 24 y por los próximos cuatro años es también tuya.
Mañana, aun votando, no dejes que decidan por ti.